miércoles, 8 de junio de 2011

Junio I

 Si comienzo a sospechar de mi suerte
está todo decidido,
cada día que pasa
tengo impulsos menos atrevidos.
Muy cerca, cerca de aquí el lobo aúlla
despertando al moribundo,
a la reina cansada
y su corazón que no puede
escuchar más promesas ya.

Los genios dan todo lo que pedís
pero son temibles cuando piden.
Si los notás radiantes, hermosos
caíste en su lecho.
Tu bolsillo es más hondo que su cumplir
y deducir su intención
puede costarle el palpitar
a un corazón que no puede
escuchar más promesas ya.

Yo te liberé aquel día de allí
y caí en cadenas.
Te obedecí cuanto pude
y cuanto más.
No supe apartar tu corazón
y caí en su caminar
y caí en tu seducción
y caí en tu dulce voz.

Tu dulce voz.

--------------------- x --------------------- x --------------------- x ---------------------

Me acaban de notificar de un atroz crimen
de un abundante embarque de sangre de Satán.
¡En el nombre Tuyo, Amén!
¡En cualquier nombre, Amén!

Mi conciencia estaba fina
cuando el carnero explotó.
Nunca en la vida fuí arrasado así.
Sueños de formol cegador.
¡Bam Bam ...

Ya deben estar cayendo...
...¡Dios siempre tan "neutral"!

Pasé la noche en un búnker de sal
y el fuego moribundo nutrió mi piel.
¡Bam Bam ...

¡Dios siempre tan "neutral"!
¡A los nuevos nunca miró!
¡Bam Bam ...

Direcciones y lamentos sordos.
Temor y razón puteando...

¡Sueños con formol para todos!
¡Sueños con formol cegador!

--------------------- x --------------------- x --------------------- x ---------------------

Cuentan viejos sabios que los vientos del sur pueden hacer
que el hombre más sensato pierda la razón.
Quizá bastó sólo un silbido para hacerme terminar
estas líneas en tu honor, aquí en el medio de todo y de nada.

Cuentan que incluso Caín tuvo un motor distinto,
que su causa justa no era otra que la primera revolución.
Lo cierto es que no puedo aseverar
si fue Caín o Abel quien te dió piel extra para llevar.

Y si huyo de nuevo argumentando ansiedad
es que el viento aquí es espeso y da ganas de rezar.

Y aunque queramos romper uno que otro calendario,
ella siempre halló los días perdidos bajo el colchón.
Y cada vez que el tiempo acusó nuestra estupidez,
creímos poseer toda la verdad tan sólo un minuto después.

Esto parece no ser más que otro adiós,
no sin irme quisiera pedirte un pequeño favor.
No pido una noche completa con vos,
¿me querrás enviar luego algo impregnado en tu olor?

Quizá bastó sólo un aroma para hacerme terminar
estas líneas en tu honor, aquí en el medio de todo y de nada.